Don Juan Gutiérrez un paisa de pura cepa que ha vivido toda la vida en la ciudad de la eterna primavera, dos días a la semana hace que su rutina sea diferente ya sea por salud o por encanto, él hay veces visita el cerro solo o acompañado por su perro, o con un amigo del barrio que comparte su misma afinidad por el deporte y haciendo mas ameno el recorrido, caminan el Cerro de las Tres Cruces ubicado en Medellín, mas exactamente en la loma de Los Bernal en el barrio Belén.
Siendo ya un señor de edad, camina sagradamente el cerro porque es un espacio diferente donde el se puede relajar y olvidar el estrés de la vida diaria que ocurre cuando alguien vive en una Ciudad, la naturaleza lo alivia y aun mas la vista panorámica; sin embargo, a Don Juan le ha disgustado del cerro un grupo de jóvenes que llega a el sitio no a disfrutar sanamente, si no lo contrario, pues van a fumar diferentes sustancias alucinógenas, u otros grupos que van a hacer fogatas dañando la naturaleza... siendo para él, estas dos la mayor problemática porque este tipo de personas no se concientiza y no se apropian del espacio a pesar de que es ya patrimonio cultural. Respira, se para y nos mira y dice que para solucionar esta problemática debe de haber mas vigilancia, ya sea con policías o con personas vinculadas a las empresas del cuidado al ambiente.
"Juanchito" como lo llaman sus mas cercanos amigos recuerda mucho la primer vez que visito el cerro, porque también era la primera vez que habitaba en el barrio Belén ya que todo su vida la había pasado en Campo Valdés, en el centro de la ciudad. Empezó a conocer personas, a entablar muy buenas relaciones, relaciones que aun conserva. Recuerda mucho a Javier Gonzales un viejo amigo que lo invito a caminar a el Cerro, la primera vez le pareció algo aburridor, luego al tener tanto tiempo libre y mas aun siendo pensionado comenzó a ir mas seguido de esta manera cogiéndole amor, y una gran pertenencia a el lugar.
Si no existiera el Cerro de las Tres Cruces, Don Juan no sabría que hacer con su tiempo libre, y si por alguna razón dejara de existir, el trataría de buscar otro lugar, eso si, muy parecido, en el que pueda hacer lo mismo que hace, o sea, montar bicicleta, trotar y caminar. Claro que hay veces él también se va por otro sendero que posibilita ir en carro o hay veces lo deja en los Bernal y de ahí comienza a trotar o caminar hasta arriba y compra en la tienda que esta en la parte mas empinada refresco, claro esta, que si no lleva el tarro de agua desde su casa, también hace estiramiento para que después no quede tan molido.
Ya lleva casi 2 años llendo al cerro, y esta rutina la piensa llevar si Dios lo permite por mucho tiempo más, porque le ayuda a sentirse bien física y mentalmente.
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