El cerro de las tres cruces es frecuentado por personas de todos los géneros, clases sociales y de las diferentes comunas de la ciudad y la mayoría acompañados por animales domésticos.
Los días de más afluencia son los sábados, domingos y festivos en horas de la mañana. La mayoría de la gente que visita el cerro lo hace desde varios años atrás y sólo unos pocos lo hacen recientemente. Aún así casi todos comparten las mismas percepciones sobre éste. Las personas que frecuentan este lugar están de acuerdo de que es un espacio para descansar y olvidarse de las preocupaciones.
La mayoría de los visitantes, aprovechando éste terreno, lo utilizan con fines deportivos y otros, lo frecuentan por temas religiosos o espirituales. En la cima se encuentran varios deportistas de alto rendimiento, e inclusive, ellos mismos han construido una pequeña placa deportiva para ejercitarse. La construcción de esta placa fue posible con la acción conjunta del señor Carlos Vélez Uribe, dueño del negocio de la cima y de los deportistas que entrenan allí, cuyo líder Johnatan Restrepo, fomenta la actividad física.
Aunque el cerro de las tres cruces, como cerro tutelar, es una gran alternativa para las actividades deportivas y debido a las tres cruces en la cima, es un lugar de encuentro religioso. Aún hay varios aspectos que deben ser atendidos en cuento a la facilidad de acceso, seguridad y conservación del mismo. Las rutas son difíciles de caminar, debido a que a veces cuando llueve, el terreno se vuelve pantanoso; además dada la inclinación tan pronunciada muchas personas (sobre todo mayores) encuentran dificultad a la hora de emprender el ascenso. Los trayectos están en muy mal estado, debido a que son constantemente transitados por ciclistas de montaña y grandes animales que desgastan el suelo. El motivo de esto es que no hay cercados o señalizaciones que bloqueen o prohíban su ingreso.
Aunque pueda pensarse lo contrario, la mayoría de las personas que visitan el cerro, no ven como una amenaza la construcción urbana en sus alrededores, sino como una posibilidad de que el cerro adquiera más importancia. No obstante, consideran que las contracciones no deben invadir el espacio del cerro, pues es el único “pulmón” que tienen cerca y más cuando la zona de la Loma de los Bernal está tan urbanizada y lo único que se puede ver alrededor son altos edificios que impiden visibilidad alguna. Varias personas reportan que la valla verde que limita las construcciones y el cerro cada vez sube más de manera ilegal. Sólo una minoría piensa que Medellín debería ser una cuidad ecológica más que industrial.
Debido a su nombre, “cerro de las tres cruces” a éste asisten personas que suben a la cima a orar y numerosos deportistas son, así mismo creyentes. Las personas
que visitan el cerro desde tiempo atrás, dicen que celebraban en la cima del cerro por sacerdotes y hasta ahora reclaman estas misas nuevamente.
Respecto a la seguridad del cerro, muy pocos han reportado haber sido victimas de robo y los que si lo han sufrido expresan la poca inmediatez de la intervención de la fuerza pública o la carencia de la misma. De igual manera, afirman que en las horas de la tarde no es seguro visitar el cerro, pues hay personas oportunistas que normalmente van a consumir drogas.
El cerro de las tres cruces es visitado por individuos de todas las edades y por esto es que muchos están de acuerdo en que haya una intervención para mejorar su espacio, para que sea un lugar accesible para toda la comunidad, con vías de acceso, amoblamiento del espacio público (señalizaciones, cestos de basura, etc.) y mejoras viables, para lograr de esta manera un lugar para impulsar la fe, el medio ambiente y la recreación.
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